Reincorporación al mercado laboral: claves para el éxito
Existen diferentes eventos que ocurren sin previo aviso (como la reducción de personal) y otros que son posibles de alertar (como el deterioro de la relación entre el empleado y el empleador o la inminente fusión con otra empresa); todas pueden interrumpir la carrera de un profesional en cualquier momento y con ello afectar sus aspiraciones personales y la de su familia. A fin de responder con éxito a estas eventualidades, resulta importante conocer y saber aplicar las buenas prácticas en la reincorporación laboral, por tratarse del camino más seguro para conseguir un empleo en términos satisfactorios, estando dentro de un trabajo o fuera de él.
El éxito o fracaso de la reincorporación laboral dependerá de la interacción de cuatro factores esenciales:
1) La preparación.-
Los profesionales deben considerar en todo momento la posibilidad de quedarse sin empleo o tener que moverse a otro por razones de fuerza mayor y por ello deben tomar varias previsiones. Las más importantes: tener un colchón económico que soporte épocas de “sequía” y conocer las técnicas de recolocación que serán utilizadas llegado el momento.
2) El nivel de empleabilidad.-
Se refiere a la capacidad inherente que tienen todos los profesionales de ser solicitados y deseados por una empresa, principalmente por la competitividad y red de contactos que poseen.
3) La actitud.-
Cómo el trabajador enfrenta anímicamente el desafío de buscar o cambiar de trabajo, el cual no es un proceso fácil debido a que genera estrés y está fuera de su zona de confort. La paciencia es una virtud muy apreciable en estos tiempos, así como el entorno familiar y el tener un plan.
4) El tiempo.-
Siempre juega en contra cuando uno está sin empleo y debe ser utilizado de la forma más eficiente. Lo mejor es aprovechar las etapas de calma en las que uno está trabajando para estar preparado.
Etapas del proceso de reincorporación
Las etapas del proceso de recolocación son secuenciales:
a. Evaluación personal.-
Todo empieza por reconocer en uno mismo las fortalezas y debilidades que posee. Qué aspectos se debe mantener y cuáles son mis oportunidades de mejora. La ayuda profesional o externa es necesaria para tener una opinión crítica y objetiva.
b. Plan de carrera.-
Consiste en la visión profesional que uno tiene a futuro (de cinco o siete años), manifestado en la descripción de una posición o cargo profesional por alcanzar y las metas que se deben cumplir cada año para llegar a él. Es el norte a seguir.
c. Currículum Vítae.-
Es el DNI laboral. En físico (tradicional) y digital: formato PDF y en LinkedIn.
Su confección debe ser una “obra de arte” y cumpliendo con las reglas de oro: no más de dos hojas, no foto, contenido veraz y objetivo, buena ortografía, cuantificable, etc.
d. Explotar fuentes de reclutamiento.-
Conocer las técnicas para explotar las fuentes de reclutamiento que son de dos tipos. La primera son las “fuentes abiertas”; conformadas por las publicaciones de empleo que son de acceso público, como: bolsas de trabajo en la red, publicaciones en diarios, etc. La segunda son las “fuentes cerradas”; aquellas búsquedas confidenciales conocidas por los Head Hunters y personas claves dentro de las empresas (networking).
e. Entrenamiento para la entrevista.-
Fortalecer capacidades para un óptimo desempeño en las entrevistas de trabajo, de acuerdo al tipo de empresa y el perfil del cargo al que se postula. Realizar simulaciones y feedback para así lograr entrevistas de alto impacto (sobrepasar las expectativas del empleador). También se debe tener presente lo siguiente: puntualidad, vestimenta, “discurso”, lenguaje corporal, etc.
f. Negociación o cierre.-
Buscar el máximo beneficio posible en la negociación del contrato y definir con el empleador las variables críticas, como: horarios de trabajo, recursos por asignar, reporte directo, el equipo que lo acompañará, beneficios, funciones, objetivos, etc.
